Pasión, eso es lo que hay que tener a una afición, para levantarse a
las 7 de la mañana de un sábado, sabiendo que va ha hacer mucho frío,
que seguramente va a llover, que la ruta prevista nos va a llevar a mas
de 900 metros de altitud, que a esa altitud va a nevar, que la ruta es
muy dura, que esta previsto estar mas de 7 horas encima de la bici, que
vamos a sufrir, etc, etc, etc. Pues incluso sabiendo todo eso, 8
valientes (Gaby, Emilio, Javi, Sito, Toni, David, Sevillano y Ramón) nos
hemos visto a las 8,45 en la tienda de Emilio, para ofrecer nuestros
cuerpos en sacrificio a nuestra querida afición. Apenas eran las 9
de la mañana, cuando aparcábamos nuestros vehículos en Soller, donde
hemos saludado a Kapax, que con unos colegas, también salían de ruta por
los alrededores. El viento frío, y el cielo encapotado presagiaban un
tiempo muy desapacible. Las primeras pedaladas en busca del camino
de Biniaraix, han servido para que Emilio nos ofreciera una demostración
de su dominio a los mandos del gps. En apenas media hora, hemos
recorrido casi la mitad de las calles del pueblo, y en un momento
determinado, y sin previo aviso, lo ha encontrado. Con esa demostración
ya nos hemos quedado todos más tranquilos, máxime sabiendo que era el
único que llevaba gps. Pasión y mucho valor, es lo que hay que
poner, para empezar esta ruta sin suspensión delantera, y esto es lo
que ha hecho también Emilio. Su horquilla no mantenía el aire, ya desde
el inicio, y así y todo ha tenido la valentía de continuar como si tal
cosa. Pasado Biniaraix, hemos continuado por el cami de Monnaber,
sabíamos que partíamos prácticamente a nivel del mar y que hasta el Coll
des Cards Colers, que era el punto mas alto al que nos dirigíamos,
teníamos que salvar una altura de mas de 900 metros de un solo tiron. No
diré que ha sido muy fácil, pero la primera mitad discurre por un
camino asfaltado y con infinidad de curvas de herradura, que lo hacen
muy entretenido, eso si con porcentajes de hasta el 23%. Otra parte
discurre dentro de la finca de Monnaber, ya por sendero de tierra y
piedras, y con algunos tramos insalvables ciclando. Aquí la
metereología ,nos ha enviado la primera señal de que estaba dispuesta a
cumplir con sus previsiones, obsequiándonos con hermosos copos de nieve.
La llegada al Coll des Cards Colers (al llegar aquí llevábamos solo 15
kms, pero un desnivel acumulado de casi 1.000 metros), donde nos hemos
fotografiado con las bolas del Puig Major a muy poca distancia, es a
través del Cami des Cingles. Rápida bajada, hasta que la pista, una vez
pasada sa Font de se Bauma, se convierte en un simple esbozo o camino de
cabras. Primer pateo importante del día, que además lo hemos sufrido
amenizado por una nevada en toda regla. En la bajada hasta la carretera
de Sa Calobra, Gaby nos ha demostrado sus habilidades bajando tramos
imposibles. Reunión en el inicio de la carretera para decidir si
continuábamos según lo previsto, o visto el mal tiempo reinante
volvíamos a Soller por asfalto. De nuevo la pasión de todos nosotros ha
hecho que no lo dudáramos ni por un instante. Hacia la Calobra que nos
vamos, eso si, no sin antes, y delante del letrero del Coll de Cals Reis
(el puerto de la Calobra de 628 metros), yo me ofuscara y, de no ser
porque eran 6 o 7 contra mi, casi les hago ir en contra-dirección.
La bajada ha sido terrible, nevaba copiosamente, el firme estaba mojado y
resbaladizo, el frío era intenso, pero a medida que descendíamos iba a
peor, de la nieve hemos pasado a la lluvia intensa, nos hemos calado
hasta los huesos. La cara y las manos congeladas. Todos deseábamos que
acabase la bajada para subir y así paliar el frío en la medida de lo
posible. En el desvío hacia Cala Tuent, hemos tenido la oportunidad de
subir unos metros y calentarnos un rato, justo hasta la Iglesia de San
Llorenç, que inicia de nuevo la bajada hasta la Cala. Iniciamos aquí el
sendero hacia Sa Costera, que, pese a la grandiosidad y la belleza del
paisaje, es la parte que menos nos ha gustado de la ruta, pues se trata
de patear durante muchos kilómetros por un terreno abrupto, y hoy
mojado y resbaladizo. Pero como no hay mal que cien años dure, hemos
llegado arriba, donde por vez primera hemos sido acariciados por los
rayos del sol, hoy mas añorado que nunca. La bajada es por una pista muy
rota, con mucho desnivel, y con mucha piedra suelta. Cada vez que venia
una tramo malo, me acordaba de Emilio y su horquilla. Llegada a las
casas de Balitx de Baix, que inician de nuevo una ascensión que
paulatinamente nos llevaran a las fincas de Balitx den Mig y finalmente
hasta Balitx de Dalt, que marca el fin de la subida en la ruta de hoy.
La bajada hasta Soller la hemos hecho por el camino del Santuario de
Santa María del Olivar. Han salido unos 51 kms. totales con un
desnivel acumulado de casi 2.000 metros. Hemos llegado a los coches
pasadas las 5 de la tarde, pero ni un solo desfallecimiento, ninguna
pájara, ningún tirón, nada. Estamos en forma, nos gusta lo que hacemos y
nos gusta hacerlo juntos. Si no existiesen los sábados y los MIR,
habría que inventarlos. Gracias amigos, ha sido un placer.
Ya se sabe, en casa de herrero, cuchillo de palo.
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