domingo, 27 de enero de 2013

MI REINO POR UN FOSFORO

SABADO 26/01/2013
CRONISTA: RAMON
MI REINO POR UN FOSFORO
 TRACK
Parafraseando a Ricardo III (“mi reino por un caballo”), que en la batalla de Bosworth, al quedarse sin caballo para huir del Conde de Richmond, hubiese dado hasta su reino para poder huir de la que seria a la postre su muerte, hoy hubiéramos pagado bastante por tener unas cerillas a mano. Y eso ¿porque?, pues porque siendo casi las 5 de la tarde, perdidos por parajes desconocidos de las montañas de Soller, la posibilidad de tener que hacer noche se vislumbraba como algo muy posible. Pero ninguno de nosotros llevaba un triste encendedor para poder encender un fuego, en el que calentarnos y no fallecer de frío. Podrá parecer cachondeo, pero os aseguro que ha habido momentos de seria preocupación.
Eran las 9,30 cuando los convocados nos hemos encontrado arriba en el Coll de Soller, al salir de los coches, daban ganas de volver a entran en ellos. El viento y el frío eran intensos. Íbamos a seguir un track que Toni había elegido, para conocer una ruta entre Deia y Soller, incluyendo la mítica subida del Raco d`en Barona. A los mandos del GPS, Emilo. Bajamos el Coll en dirección a Soller, para justo al llegar a unos metros de la boca del túnel, iniciar el ascenso por un camino a mano izquierda. Durante unos cientos de metros hemos utilizado las vías del tren, pero al tener que atravesar un túnel bastante largo, hemos decidido dar un rodeo, para evitarlo. Elías, emulando a un indio Sioux, ha pegado su oreja a la vía, y según su pronostico, podíamos pasar tranquilos, puesto que no venia ningún tren. Pero menos mal que no nos ha dado mucha confianza su diagnostico y no nos hemos fiado, porque a los pocos minutos pasaba uno en dirección a Palma.
No ha tardado en empezar a llover, pero justo en el momento en el que pasábamos al lado de un porche, donde nos hemos resguardado durante un buen rato, al que pocos minutos después, se añadirían tres bikers mas, de entre los cuales, había uno al que ya encontramos la semana anterior en la subida al Bunyoli. Al escampar un poco hemos continuado todos en dirección a Deia, el camino estaba encharcado y embarrado, cuestión que dificultaba en grado sumo las subidas, máxime en los trozos empedrados, que son bastantes. En el agroturismo de C`an Mico, les hemos dejado, para continuar nosotros solos en un peligrosísimo sendero con constantes bajadas y subidas resbaladizas a mas no poder. Llegada a Deia, donde, nos ha apetecido tomarnos un café calentito, para templar nuestros fríos y mojados cuerpos. Y vuelta a Soller, pero por otro camino, esta ruta se compone de una parte circular en la zona de Soller, otra también circular en la zona de Deia, y ambas unidas por una camino central común a ambas.
Una vez acabado el tramo común, nos tocaba la otra parte del círculo inicial. Antes de empezar las terribles rampas del día, hemos aprovechado un estanque lleno de agua a rebosar, para lavar las bicicletas, sumergiéndolas por completo en el. A pesar de tomarnos algún gel y barritas energéticas, os aseguro que la subida que nos hemos encontrado es de las mas duras de las que yo conozco. Ninguno de nosotros la hemos completado en su totalidad, nos ha faltado poco, pero no ha podido ser, igual llevar ya 5 horas de ruta también ha influido, o que tiene mas de un 26% de pendiente, vete a saber.
Tanto nos hemos entusiasmado subiendo, que nos hemos pasado algún cruce, justo en el momento en el que el gps ha acabado las pilas, que aunque han sido reemplazadas, ya estábamos perdidos. Personalmente creo que por estos parajes no han circulado muchas bicicletas. El camino, si así se le puede llamar, no permitía ciclar más de 20 metros seguidos, con pinos caídos por todas partes, dificultando incluso el continuar a pie.
En un momento determinado, debido a mi edad avanzada, y al temor a pasar la noche al raso (sin cerillas, que nos permitiesen disfrutar de una agradable hoguera), he aconsejado a los temerarios jóvenes, dar la vuelta e intentar volver por nuestros pasos. Emilio ha sido el mas reacio a ello, pero al final han sucumbido todos ellos a mis consejos (menos mal), y así lo hemos intentado. Digo intentado, porque sin darnos cuenta hemos ido a parar de nuevo al track de forma totalmente inconsciente. De una alegría, hemos pasado a otro problema, y grave, Elías rompe la patilla del cambio. Hemos sido incapaces de desatornillarla, eran las 16,30, quedaba una hora de sol, y no veíamos rastro de civilización. No ha quedado mas remedio que quitar la cadena y Elías a partir de este momento ha tenido que patear el resto de ruta. Sito ha empezado a tener tirones en ambas piernas, cuestión por la que se quedaba bastante rezagado. Emilio y yo, constituidos en cabeza de expedición, no dejábamos de escudriñar en la lejanía algún atisbo de carretera o casa. Han sido unos momentos algo tensos, porque al menor contratiempo en esa ruta, un cortado, un barranco etc. hacia que volver atrás fuese un seguro de pillar la caída del sol, y consiguiente oscuridad en un terreno muy escarpado y totalmente desconocido.
Pero como Dios aprieta, pero no ahoga, al cabo de poco tiempo hemos divisado el Coll de Soller. Solo nos han hecho falta un par más de kms, saltar un par de rejillas junto a un toro vivo y otro muerto, y hemos acabado en la carretera. A partir de aquí, ni Sito, por problemas físicos, ni Elías por problemas mecánicos, han podido pedalear. Los demás hemos subido, para coger los coches e ir a buscarlos.
Ha sido una ruta, a pesar de todo, muy bonita. Ha tenido de todo, frío, viento, lluvia, rampas infernales, pateo (mucho), averías, incertidumbre, problemas físicos, etc. pero también, amistad, camaradería, entusiasmo, alegría, risas, etc. vamos, yo no la cambio por nada, es nuestro día de mtb. El deporte más bonito del mundo.
 
 
 
 
 

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